Odontopediatría
La odontopediatría es la rama de la odontología encargada de tratar a los niños. En las edades más tempranas es esencial crear hábitos de higiene bucal y alimentación adecuados, que se traducirán en una verdadera garantía de salud en el futuro.
La salud dental de los niños requiere una atención particular, también desde el punto de vista de la prevención, ya que las posibles alteraciones en dientes temporales que no reciban tratamiento en el momento preciso podrían tener efectos negativos en las piezas permanentes posteriores. Tener unos dientes sanos permite a nuestros hijos masticar correctamente, así como pronunciar de manera adecuada determinadas palabras que requieren la coordinación de dientes, labios y lengua.
El dentista debe revisar a los chicos al menos una vez al año a partir de los tres años (edad en la que todos los dientes de leche ya están en boca). Así, podemos guiar a los padres y realizar una buena prevención de cualquier problema que pudiera interferir en el crecimiento y desarrollo dental del niño.
Cuanto antes empiece la higiene oral, menor es el riesgo de desarrollar enfermedades orales a lo largo de la vida. Desde el principio, aunque el niño no tenga dientes, debe realizarse una limpieza de las encías después de cada toma para eliminar los residuos que puedan quedar. Son los padres o las personas que se ocupen del cuidado de los niños los encargados de esta higiene hasta los seis o siete años de edad, cuando los más pequeños adquieren la destreza suficiente para hacerlo solos.
En la odontopediatría existen diferentes tipos de tratamientos dentales según el objetivo que se pretenda. Se pueden clasificar en dos categorías fundamentales: preventivos y restaurativos.
Los tratamientos preventivos son todos aquellos que se realizan en dientes sanos con la finalidad de mantener el estado de salud. Sus ventajas consisten en ser poco invasivos e indoloros. Los tratamientos preventivos más comunes son:
- Limpieza dental: En este procedimiento se retira de la superficie de los dientes tanto la placa dentobacteriana, que es esa capa blanquecina adherida a los dientes formada a partir de restos de alimentos y bacterias, como el sarro, que es la placa endurecida. Esta práctica previene las caries, las enfermedades de las encías y el mal aliento.
- Aplicación de flúor: su acción principal contra la caries radica en la recuperación del tejido duro del diente después de la desmineralización que ocurre por el ataque ácido de las bacterias presentes en la placa. Se aplica en forma de gel, barniz o espuma. Es un tratamiento indoloro y muy efectivo para reducir el riesgo de desarrollar caries.
- Selladores de fosas y fisuras: procedimiento sencillo, indoloro y muy poco invasivo. Se trata de un material que se coloca en las fosas y fisuras de dientes susceptibles al desarrollo de caries y actúa como una barrera física por la unión micromecánica al diente, evitando así el acceso de las bacterias cariogénicas y de su fuente de nutrientes.
Los tratamientos restaurativos devuelven la función y forma de un diente afectado por la caries, por un traumatismo o incluso por una malformación.
- Obturación de composite o resina compuesta: popularmente conocida como “empaste”, esta solución es ideal tanto para caries como para pequeñas fracturas que no hayan afectado al nervio dental. Es una restauración particularmente estética, que tiene en cuenta el color del diente, y que le devuelve la forma y la función. Se puede colocar tanto en los dientes anteriores como en los posteriores.
- Pulpotomía: es otro de los tratamientos habituales entre los más pequeños. En este caso estamos ante un proceso muy similar a la endodoncia porque se realiza cuando la caries ha avanzado tanto dentro del diente que ha llegado al nervio. Consiste en remover la parte más superior del nervio del diente en cuestión y dejar la parte que está dentro de las raíces intacta. Después de este tratamiento, siembre debe colocarse un empaste.
- Pulpectomía: este tratamiento se realiza cuando la caries ha avanzado hasta el grado de infectar todo el nervio del diente y existe dolor, absceso o colección de pus pero las raíces de los dientes están intactas. Consiste en la eliminación total del nervio dental y la colocación de un medicamento de relleno dentro del espacio que éste haya dejado. La finalidad es mantener el diente en su posición hasta que le toque caerse de manera natural, lo que permite mantener el espacio para aquellos dientes permanentes que aún no han salido. Algunas veces, dependiendo del tamaño de la lesión o del tiempo de recambio normal de los dientes, se puede optar por sacar el diente enfermo. Esto se decidirá según diferentes razones: o bien porque no se puede rehabilitar o bien porque ya es tiempo de que salga su sustituto permanente.
- Mantenedores de espacio: en aquellos casos en los que no se pueda conservar el diente de leche y aun queden más de ocho meses para que erupcione el definitivo, colocaremos estos dispositivos, que pueden ser fijos o removibles, y están encaminados a preservar el espacio que ha dejado al extraerlo, evitando que los dientes de los lados se muevan y bloqueen la salida de los nuevos.
Preguntas frecuentes
¿Cuándo debe ser la primera visita al dentista?
Hasta no hace mucho se recomendaba la primera visita cuando saliese al completo la dentición de leche, sobre los 3 años, pero la alta prevalencia de caries infantil ha obligado a reducir estos tiempos. Ahora se suele empezar poco después del primer año de vida, lo que permite educar e instruir a padres y peques en los cuidados necesarios.
¿Cuándo sale el primer diente de leche?
A la gran mayoría de los bebés les empiezan a salir los dientes entre los 4 y 7 meses de edad, y normalmente se suelen caer en el mismo orden en que han ido saliendo. Los niños tienen un total de 20 dientes de leche y es habitual que al cumplir los 3 años la dentición temporal esté completa.
¿Cuándo se empiezan a caer?
Normalmente a partir de los 6 años empiezan a caerse y reemplazarse por los dientes permanentes. De todos modos, esto puede variar: algunos niños empiezan a perderlos con 4 años y hay otros que no comienzan el recambio hasta los 7.
¿Cuándo empiezan a moverse, hay que ayudarles toqueteándolos para que se caigan antes?
No, se debe dejar que sigan su proceso natural y no arrancarlos antes de tiempo, eso sólo lo hacen los especialistas en contadas excepciones.
¿Qué tipo de pasta de dientes debemos utilizar?
Debe ser de flúor, pero es importante controlar la cantidad. Hasta los dos años solo hay que aplicar una cantidad mínima (manchar un poco el cepillo), y luego hasta los 6 años una pequeña cantidad (como un guisante). A partir de esta edad el esmalte es ya maduro y se puede utilizar una cantidad de adulto, pero se recomienda seguir utilizando alguna pasta de flúor ya que este protege de la caries.
¿Cuántas veces al día hay que cepillar los dientes de los niños?
Lo ideal es cepillarse después de las tres comidas importantes. Cuando esto no sea posible, los niños deben limpiarse los dientes como mínimo dos veces al día: justo antes de ir a dormir y después del desayuno.
¿Deben cepillarse ellos solos o hay que ayudarlos?
Los padres tenemos que realizar la limpieza hasta que nuestros hijos sean capaces de cepillarse por sí solos. Y, aunque puedan hacerlo de manera independiente, es necesario supervisar el proceso. Lo ideal es que empiecen solos, para que se acostumbren a hacerlo ellos mismos, y que los padres repasemos después y hagamos un cepillado final.